Año

TB (BCG)

DPT3

Polio (Pol 3)

MCV

1995

50

47

47

42

2000

50

33

n.d.

34

El VIH/SIDA está teniendo efectos devastadores, directos e indirectos, en los niños del Congo. A fines de 1999, 4.000 niños menores de 15 años de edad vivían con el VIH y 35.103 niños habían perdido a la madre o a ambos progenitores como consecuencia de la epidemia del SIDA. Es de suponer que las cifras hayan aumentado significativamente desde entonces.

Observaciones

Estos datos tienen consecuencias importantes en las políticas nacionales y en la concepción y el desarrollo de los servicios públicos, particularmente en esferas como la enseñanza y la salud. Debido a la escasa información desglosada es difícil saber si hay problemas de particular gravedad para las niñas en comparación con los niños. Por lo tanto, el Comité tal vez desee insistir ante los representantes del Congo sobre la importancia de la igualdad y la equidad en la promoción de la salud de los niños y el establecimiento de la infraestructura necesaria. Los efectos del retraso en el crecimiento, que afecta actualmente al 45% de los niños menores de 5 años, se padecen durante toda la vida y pueden ser irreversibles. Del mismo modo, los bajos niveles de inmunización significan que la mayoría de los niños del Congo están expuestos a enfermedades y discapacidades que pueden evitarse y que, en ciertos casos, son mortales. El costo de esas tasas bajas de inmunización es alto para las personas y para la nación, pues significa la muerte prematura o la pérdida de la dignidad y la productividad como resultado de una discapacidad que padecerán de por vida. Considerando este hecho, en cualquier debate sobre las cuestiones sanitarias se deberá insistir en la urgencia de atender apropiadamente la salud y la nutrición en los primeros años de la vida de los niños y niñas.

Los adolescentes

En la esfera de la salud, los embarazos precoces y el VIH/SIDA son las dos cuestiones más destacadas sobre las que hay información fiable que indica la necesidad de prestarles atención y adoptar medidas al respecto. En el período 1995-2000, hubo 141 nacimientos por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 19 años de edad. Aproximadamente la misma cifra que en la región (143 por 1.000), pero considerablemente más alta que la deseable para la salud y el desarrollo de las madres y los niños. No se dispone de cifras sobre los adolescentes con VIH, pero es de destacar que en el grupo de 15 a 24 años de edad los porcentajes estimados son del 6,5% entre las niñas o las mujeres, frente a sólo el 3,2% entre los niños y los hombres.

Los datos sobre los embarazos de las adolescentes, la infección por el VIH y la disparidad en las tasas de infección entre niños y niñas demuestran que es urgente adoptar medidas para mejorar la disponibilidad de información y servicios adecuados en materia de salud y el acceso a esos servicios, en particular abordando las necesidades de las adolescentes en materia de salud reproductiva. Teniendo en cuenta que la tasa bruta de matriculación en la escuela secundaria de las niñas es sólo del 45%, es necesario observar detenidamente las actividades de las adolescentes para determinar en qué momento y por qué medios se puede llegar a ellas para ayudarlas a que puedan adoptar las medidas adecuadas.

La cuestión de los efectos de la guerra civil en numerosos aspectos de la vida se ha destacado en los debates del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. A este respecto, también la participación pasada o actual de las adolescentes del Congo en acciones militares como combatientes o como integrantes del sistema de apoyo a los combatientes tiene consecuencias sobre su salud. Desafortunadamente se dispone de pocos datos fidedignos al respecto.

Observaciones

Las amenazas a que está expuesta la salud de las adolescentes son numerosas, y entre las más graves cabe mencionar las relacionadas con la salud y el comportamiento en materia sexual y reproductiva. Según la información relativa a los embarazos de adolescentes e infección por el VIH, los papeles asignados a los géneros exponen a las niñas a riesgos desproporcionados de embarazo o enfermedad y les deja pocas posibilidades para protegerse. A este respecto, y de acuerdo con el párrafo 18 de la Recomendación General No. 24, el Comité tal vez desee seguir examinando, con los representantes del Congo, la disponibilidad de información y servicios de salud reproductiva específicos según el género y la edad. Las actividades para promover la evolución y la aceptación de relaciones más equitativas y equilibradas entre los géneros contribuirían a la eficacia de esos programas.

Atendiendo a las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño y con miras a preservar el desarrollo saludable de las niñas, debe desalentarse enérgicamente cualquier participación de las niñas en las actividades militares. Por lo tanto, el Comité tal vez desee investigar si han elaborado programas de rehabilitación y se realizan esfuerzos para impedir que las niñas participen en actividades militares o paramilitares que podrían ser perjudiciales para su salud y su desarrollo mental y físico.

Las mujeres

Las mujeres comparten con toda la comunidad las cargas que impone una vida en condiciones de pobreza, inseguridad, guerra civil y deterioro social. De hecho, las mujeres se ven afectadas desproporcionadamente por todas esas condiciones que ponen en grave peligro su salud mental y física. En los informes de la Comisión de Derechos Humanos y del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, se ha llamado la atención sobre los problemas generalizados de la violencia en el hogar, la victimización de la mujer por los hombres armados, los graves trastornos en la producción de alimentos y la escasez de servicios de salud en las zonas urbanas y rurales. Es de suponer que todo contribuye a las tasas generalmente altas de fecundidad (6,3 para el Congo en 2000 en comparación con la cifra mundial de 2.68) y a las malas condiciones de salud de la mujer, aunque son muy limitados los datos específicos. Además de esta situación ya difícil, el VIH/SIDA avanza rápidamente en la población. A finales de 1999, se estimaba que el 6,43% de la población estaba infectado, es decir 45.000 mujeres y 37.000 hombres.

Las mujeres que están expuestas a riesgos especiales para la salud pertenecen a determinados grupos de población, como los refugiados, los que buscan asilo y los refugiados retornados y, a finales de 1999, su número ascendía a más de 63.000 (el 53,8% del total de esos grupos).

Observaciones

Es necesario hacer los mayores esfuerzos para encontrar las formas de abordar progresivamente los riesgos para la salud, las necesidades y la vulnerabilidad de la mujer del Congo, tanto de la población general como de la población refugiada y otras en situación provisional. Independientemente de dónde se ubiquen, las mujeres tienen derecho a un acceso razonable a información y servicios básicos de atención de la salud, y a una adecuada protección de su dignidad e integridad física. Por tanto, el Comité tal vez desee averiguar qué planes inmediatos y de largo plazo existen para llevar a cabo programas y construir infraestructura de base comunitaria, así como los necesarios sistemas de apoyo, para que la mujer del Congo pueda acceder a servicios de salud cada vez más eficaces, de acuerdo con las normas establecidas en la recomendación general sobre la mujer y la salud. Dadas las extremas dificultades a que se ha visto sometida la población en los últimos años, sería importante que se incluyeran los puntos de vista de las propias mujeres en el diseño, la fijación de prioridades y la organización de los servicios de salud.

III.Saint Kitts y Nevis

No es fácil encontrar estadísticas sobre Saint Kitts y Nevis, y el informe del país no aparecía aún en la Internet cuando se redactó el presente informe. Por tanto, el siguiente análisis entra en escasos detalles y sólo unas pocas cuestiones se someten al examen del Comité.

Generalidades

Saint Kitts y Nevis tiene 38.000 habitantes y, durante el decenio de 1990, su tasa de crecimiento demográfico fue negativa (-0,8). El 66% de la población vive en zonas rurales.

La esperanza de vida al nacer es de 72 años para la mujer y de 66,1 años para el hombre. El porcentaje de población urbana, el 34,1%, es considerablemente menor que en el resto del Caribe, donde es del 63%. Según el Banco Mundial, Saint Kitts y Nevis se ubica en la categoría de países con ingresos medianos altos, con un PNB per cápita de 6.420 dólares de los EE.UU..

Los niños y los adolescentes

Las cifras de la mortalidad de lactantes y la de niños menores de 5 años reflejan la ventaja biológica de las niñas sobres los niños. La tasa de mortalidad de lactantes es de 17 para las niñas y de 23 para los niños; la mortalidad de niños menores de 5 años es de 22 para las niñas y de 25 para los niños. Aunque, lamentablemente, los datos no están desglosados para los niños y las niñas, las tasas de inmunización son buenas: entre el 99% y el 100% de los niños están inmunizados antes de llegar al primer año de vida. Por otro lado, pese a las condiciones económicas relativamente buenas del país, los niveles de nutrición no fueron buenos en términos absolutos o relativos, por lo menos durante el quinquenio 1995-2000. Las cifras fueron iguales o superiores a las mundiales y notoriamente más altas que las regionales.

Cuadro 2Prevalencia de malnutrición infantil en Saint Kitts y Nevis

(Porcentaje de niños menores de 5 años)

Bajo peso

Emaciación (moderada y grave)

Retraso en el crecimiento (moderado y grave)

Saint Kitts y Nevis

11

9

42

Regional

1

2

17

Mundial

11

10

32

Niveles de malnutrición como éstos deben ser motivo de preocupación.

Observaciones

El Comité tal vez desee alentar al Estado parte a que investigue las causas de la malnutrición, procurando en especial determinar si hay diferencias y de qué clase en las condiciones de nutrición de los niños y las niñas y si hay patrones discriminatorios en la alimentación que reduzcan las posibilidades de que una niña esté bien alimentada.

Las mujeres

En general se publican pocos datos sobre las condiciones de salud específicas de la mujer en Saint Kitts y Nevis. Sin embargo, hay datos sobre la mortalidad derivada de la maternidad, según los cuales en 1998 la tasa era de 130 por cada 100.000 nacidos vivos.

Observaciones

La mortalidad derivada de la maternidad es alta en comparación con las tasas mundiales. Por lo tanto, el Comité tal vez desee averiguar qué factores influyen en esa tasa y se podría alentar al Estado parte a que tomase medidas para mejorar los servicios y la información disponibles, incluso mediante los servicios de salud basados en la comunidad con miras a mejorar la situación de la mujer. Además, el Comité tal vez desee llamar la atención respecto de las necesidades especiales de las mujeres de edad y las que tienen discapacidades.

IV.Suriname

Generalidades

Suriname tiene 417.000 habitantes, con un número casi igual de hombres y mujeres (mujeres = 50,36%). La tasa anual de crecimiento demográfico es del 0,4%. El 31% de la población tiene menos de 15 años de edad (127.200 personas). Casi una cuarta parte de la población (el 23%) está constituida por adolescentes de 10 a 19 años de edad. La esperanza de vida al nacer de la mujer es ligeramente superior a la del hombre, con 73,5 años y 68 años respectivamente. Casi las tres cuartas partes de la población de Suriname vive en zonas urbanas (el 74,2%). Según la clasificación del Banco Mundial, en 2000 Suriname se ubicó en el grupo de países de ingresos medianos bajos.

Aunque hay información de dominio público sobre la salud en Suriname, específicamente sobre la salud de la mujer, esa información se refiere en gran parte a estudios realizados en una determinada institución o localidad. Gran parte de esa información se obtuvo hace seis años o más. Por esas razones es difícil extraer conclusiones fundamentadas y generales sobre la situación, las tendencias y los desafíos a que hace frente la población de Suriname en el campo de la salud de la mujer. En estas notas se intenta sugerir diversas esferas de interés o de preocupación, pero su alcance es necesariamente limitado.

Los niños y los adolescentes

Como ocurre en casi todo el mundo, la tasa de mortalidad de lactantes, proporción de niños que mueren antes de cumplir el primer año de edad, es menor entre las niñas: 19 por cada 1.000 nacidos vivos, que entre los niños, 27 por cada 1.000 nacidos vivos. Ocurre lo mismo con las tasas de mortalidad de niños menores de 5 años, que fue de 27 por cada 1.000 nacidos vivos entre las niñas y 29 por cada 1.000 nacidos vivos entre los niños, habiendo mejorado respecto de 1997, cuando eran considerablemente más altas, con cifras de 39 por cada 1.000 nacidos entre las niñas y de 51 por cada 1.000 nacidos entre los niños. Lamentablemente, no parecía disponerse de información fehaciente, amplia y desglosada sobre la nutrición infantil en Suriname. Los datos sobre la enseñanza indican cierta equidad entre las niñas y los niños, siendo las niñas el 49,5% de los estudiantes de la escuela primaria (igual a su porcentaje de la población de esa edad). Las preocupaciones generales por los niños se han tratado suficientemente en el informe sobre Suriname presentado al Comité de los Derechos del Niño y en las observaciones finales del Comité.

Las cuestiones que preocupan especialmente respecto de la salud, enraizadas en la discriminación, son la violencia y la explotación sexual de las niñas, que comienza en los primeros años y se arrastra a la adolescencia. Hay ciertas variaciones entre las diferentes comunidades étnicas, pero no hay duda de que el VIH/SIDA es un problema grave que afecta a los niños y los adolescentes. La distribución del VIH entre hombres y mujeres, en particular entre adolescentes y adultos jóvenes, resalta la dificultad que tienen las niñas para protegerse. Se estima (2001) que entre la población de 15 a 24 años de edad, el 0,79% de los muchachos son seropositivos, mientras que la cifra equivalente entre las muchachas es del 1,33%, es decir, casi el doble. A finales de 1999, había también 110 niños menores de 15 años que vivían con el SIDA (no se informa del sexo). Además, 352 niños habían quedado huérfanos a causa del SIDA.

Aunque era difícil encontrar cifras recientes, es probable que el hábito de fumar sea un problema cada vez más grave entre las niñas. Ya en 1987 y 1988, la prevalencia entre los jóvenes de 10 a 19 años se estimaba en el 12% de las niñas y el 36% de los niños. Si Suriname ha seguido los modelos comunes en otros lugares, la industria de la publicidad se habrá dirigido activamente a los jóvenes, y es probable que las cifras relativas al hábito de fumar hayan aumentado considerablemente. Sabiendo que el proceso de adicción crece más rápidamente entre las niñas que entre los niños, se debe suponer que muchas de estas niñas serán fumadoras de por vida, que los efectos negativos sobre su salud se acumularán en los últimos años y que, si quedaran embarazadas, las repercusiones sobre la salud de su hijo también serán negativas.

Observaciones

Hay tres cuestiones de particular importancia a las que convendría que el Comité prestara atención, a saber: la violencia en el hogar, con atención particular al abuso sexual de la niñas; la información, la atención y los servicios en relación con el VIH entre los adolescentes, en particular las mujeres, y el hábito de fumar. Es necesario poner en marcha actividades para alentar, en particular entre los adolescentes más jóvenes, la potenciación de las niñas, una mayor responsabilidad sexual entre los varones y relaciones más equitativas y de respeto mutuo. Esas actividades tendrían efectos positivos en el corto y en el largo plazo, incluso efectos positivos intergeneracionales, ya que se reduce la probabilidad de que los niños se críen en familias afectadas por la violencia o la pandemia de VIH. Además, el Comité tal vez desee alentar al Estado parte a que intente actualizar, periódicamente y para todo el país, los datos desglosados sobre cuestiones como la nutrición, el hábito de fumar, y la violencia en el hogar, que servirán de base para el análisis de género y de situación, de los que podrán derivarse intervenciones para promover y proteger la salud de los jóvenes.

Las mujeres

El acceso a los servicios de atención de la salud entre las mujeres de las minorías y las mujeres pobres es limitado, lo que constituye un factor negativo relacionado con la salud de la mujer. Los problemas del acceso parecen surgir de la pobreza, la distribución desigual de los servicios (entre las zonas urbanas y rurales) y la población. La violencia basada en el género es un problema grave que se ha observado por lo menos durante el último decenio, pero se ha avanzado poco en su tratamiento. En un estudio de 1990 se concluyó que el 95% de todos los delitos sexuales registrados en el Departamento de Emergencias del Hospital Universitario tuvieron por víctimas a mujeres, el 20% de las cuales tenían menos de 10 años de edad. Si bien el Gobierno ha adoptado algunas medidas tímidas para mejorar la respuesta oficial frente a la violencia en el hogar —cierta capacitación a la policía, disponibilidad de un asistente social en algunos lugares— la atención ha sido limitada y las niñas y las mujeres de todas las edades siguen siendo víctimas de abusos. El movimiento de mujeres también se ha mostrado activo y a finales de 1990 se registraron ciertos avances. En un estudio realizado por la policía (1996 y 1997) se observó cierta reducción de la violencia aunque la mujer seguía siendo la víctima en el 76,7% de los incidentes de violencia en el hogar denunciados en 1997. No obstante, se sigue debatiendo sobre la pertinencia de la intromisión de las políticas públicas en una esfera de las relaciones privadas como la violencia en el hogar. Con ello podría retrasarse la acción oficial y continuar la violencia contra la mujer.

El VIH es un problema cada vez más grave en Suriname. La pobreza y los cambios en algunas normas y valores han contribuido a un aumento de la prostitución. Además, como la decisión sobre el uso del preservativo sigue estando en manos de los hombres, las actividades para controlar y tratar las enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH, han tenido beneficios limitados en la mujer. A finales del decenio de 1990, el Servicio Dermatológico informaba de que el resultado de un examen del VIH había sido positivo en una de cada cinco trabajadoras del sexo de la calle. La tasa general de infección entre los adultos eran del 1,26% en 1999, considerablemente más alta que la tasa regional (América Latina) de 0,5% en 2001. Siguiendo un patrón común en muchas partes del mundo la mayoría de los seropositivos entre los jóvenes de 18 a 25 años de edad son mujeres, mientras que entre los mayores de 25 años, la mayoría de los infectados son varones. A finales de 1999, las mujeres constituían el 33% de todas las personas de 15 a 49 años que vivían con el SIDA.

La tasa de mortalidad derivada de la maternidad en Suriname se estimó en 230 por cada 100.000 nacidos vivos a comienzos de 1990, muy por debajo del promedio mundial de 400 por cada 100.000 nacidos vivos. En el análisis preliminar de la OMS para 2000 se sugiere que se ha reducido considerablemente a 112 por cada 100.000 nacidos vivos. No obstante, dado que el 98% de los partos son atendidos por personal de atención de la salud capacitado, convendría seguir investigando la distribución y las causas de la mortalidad derivada de la maternidad y las opciones asequibles y aceptables para reducir esa cifra.

Observaciones

Las características multiétnicas de la población de Suriname y su distribución desigual complican la aplicación de las políticas públicas y el logro de la igualdad entre las mujeres en lo que se refiere al acceso y la utilización de los servicios públicos. Las desigualdades en las relaciones de poder entre hombres y mujeres también dificultan el mantenimiento de la buena salud de la mujer, cuya relación de dependencia le deja pocos recursos para evitar los riesgos a que está expuesta su salud sexual, mental y física. Por tanto, el Comité tal vez desee alentar al Estado parte a que atienda especialmente la elaboración y la aplicación de políticas públicas más decididas en esas esferas, así como las cuestiones relativas a la igualdad en el acceso y la utilización de los servicios públicos. Según los datos y los informes sobre las infecciones por el VIH y la violencia en el hogar, persisten diversas dificultades no resueltas en materia de relación entre los géneros.

Lamentablemente, no se dispone de datos recientes sobre el hábito de fumar entre los adolescentes ni entre los adultos. Pese a que tiene repercusiones de largo plazo sobre la salud, la publicidad a menudo saca partido de los estereotipos de género y los refuerza para promocionar su producto. Por tanto, el Comité tal vez desee alentar al Estado parte a que investigue y adopte medidas para vigilar y controlar estrictamente el acceso a los productos del tabaco y su utilización. La nutrición y la salud mental, de los cuales se ha encontrado escasa información, son otros dos ámbitos que afectan considerablemente a la salud y el bienestar de la mujer.

Las mujeres de edad

Las mujeres de más de 60 años de edad constituyen el 9% de la población femenina de Suriname. Como en cualquier otra parte del mundo, su número es considerablemente superior al de los hombres de la misma edad: hay 127 mujeres por cada 100 hombres de 60 o más años de edad y 132 mujeres por cada 100 hombres de 80 o más años de edad. Si bien la mayoría de la población tiene acceso a alguna forma de seguro de salud, las personas de edad y los pobres han sufrido las peores consecuencias de los problemas económicos del país que han ido reduciendo las disponibilidad de servicios. Suriname ha experimentado una emigración considerable, especialmente de la población en edad productiva, y se beneficia de las remesas y a veces de los medicamentos que envían los familiares empleados en el extranjero. Las mujeres de edad que no tienen ese tipo de red de apoyo, en particular las que sufren enfermedades crónicas que necesitan atención o tratamiento médico periódico, están en especial desventaja.

Observaciones

Debe congratularse al Estado parte por las tareas realizadas en favor de la ampliación de la cobertura con seguro a toda la población. Sin embargo, el Comité tal vez desee alentar la realización de tareas especiales en los momentos de especial dificultad para determinar quiénes, en particular las mujeres de edad y los pobres, necesitan apoyo y atención con carácter prioritario.